Ley Cardio: tardó en llegar, pero al final hay recompensa
“Tarda en llegar, pero al final hay recompensa”, es uno de los pasajes más cantados y conocidos de histórico hit “Zona de promesas”, de la gran Mercedes Sosa. Hoy, aplica casi de manera perfecta para acompañar la sanción de la Ley Cardio, que dejó de ser una promesa para convertirse en realidad.
Sucede que, después de largos años de lucha, de varias idas y vueltas (que incluyó una postergación de la sesión por capricho de la oposición), finalmente este jueves la Cámara de Senadores dio el “sí” final para convertir en ley el proyecto que propone ampliar el Programa Nacional de Cardiopatías Congénitas (PNCC), para darle calidad y esperanza de vida a quienes padecen este tipo de afecciones.
La iniciativa, que fue llevada al Congreso por dos diputados del Frente de Todos, Paula Penacca y Daniel Gollán, contó con el apoyo de todas las bancadas de la Cámara alta. En noviembre del año pasado, ya había sido aprobada con un amplio consenso en Diputados.
“Sentimos un tremeno alivio, alegría y satisfacción de que esta lucha ha dado sus frutos finalmente; de que miles de niños van a tener un acceso de salud igualitario y se van a salvar cientos de vidas a lo largo y ancho del país”, expresó Eugenia Orozco, referente de Latidos Diferentes (una organización de Santiago del Estero conformada por madres, familiares o adultos con cardiopatías congénitas), en diálogo con Página/12.
“Para nosotras, como colectivo de lucha de Ley Cardio a nivel país, es un enorme objetivo cumplido. Es nuestro mayor sueño hecho realidad”, agregó Orozco, que estuvo presente en el Senado, junto a sus compañeras, para acompañar y celebrar la sanción de la ley.
Según estadísticas oficiales del Ministerio de Salud, uno de cada cien recién nacidos presenta alguna cardiopatía congénita, es decir, una malformación del corazón que se produce durante la vida fetal. En la Argentina, nacen al año unos 7 mil niños y niñas con esta patología.
Y alrededor del 50 por ciento de estos niños requieren cirugía en el primer año de vida y dos terceras partes son solucionables con diagnóstico oportuno y tratamiento.
Fuente: Página12