Francisco beatificó a cuatro víctimas de la dictadura salvadoreña
La Iglesia Católica llamó a los salvadoreños a “recuperar espíritu de los acuerdos de paz y la ruta que allí se trazó”, durante la ceremonia de beatificación de los padres Rutilio Grande y Cosme Spessotto y los seglares Nelson Lemus y Manuel Solórzano.
En su homilía ante miles de fieles, los obispos y el clero nacional e invitados especiales, el cardenal Gregorio Rosa Chávez recordó este sábado que hubo una guerra en El Salvador, comparable a la Gran Tribulación narrada en el libro del Apocalipsis.
En ese sentido, comparó a los mártires de la Tribulación con los mártires de la guerra salvadoreña, encabezados por San Oscar Arnulfo Romero, asesinados entre 1980 y 1992. El purpurado dijo que durante ese periodo fueron asesinados 20 sacerdotes y tres religiosas y una misionera estadounidenses, así como “cientos de mártires anónimos” que se incluyen entre los 75,000 muertos que dejó ese conflicto.
“La “Gran Tribulación” no vino sólo por las muertes violentas, sino también por los estigmas que marcaron injustamente a la mayoría de las víctimas. ¡Cuánto hay sufrido miles de familias ante la calumnia, la difamación y el desprestigio inmerecidos que hicieron aún más fuerte su dolor!”, expresó.
Los padres Rutilio Grande y Cosme Spessotto y los seglares Nelson Lemus y Manuel Solórzano “les dan nombre a las víctimas de la guerra”, enfatizó el prelado. “La sangre de los beatos se unió con la sangre de los mártires y víctimas de la guerra”, destacó.
El cardenal Rosa Chávez llamó a los salvadoreños a “recuperar la memoria” y “recuperar espíritu de los Acuerdos de Paz y la hoja de ruta que allí se trazó”.
“Llenamos esta plaza y sus alrededores quienes hemos vivido esta experiencia intensamente, los que han experimentado en carne propia el drama de la violencia institucionalizada, de la violencia del conflicto armado y la violencia de todos los días”, subrayó. “Somos una Iglesia martirial, pero estamos bastante pasivos: no tenemos plena conciencia del tesoro que llevamos en vasijas de barro”, reflexionó.
“Nuestros mártires pueden ayudarnos a recuperar la memoria y la esperanza para que no renunciemos al sueño de un país reconciliado y en paz, un país como lo quiere nuestro Dios: justo, fraterno y solidario. Para ello hace falta recuperar “el espíritu de los Acuerdos de Paz” y la “hoja de ruta” que allí se trazó”, subrayó el purpurado ante la multitud. “El espíritu de los Acuerdos de Paz es la hoja de ruta”, indicó, al tiempo que agradeció a los países y entidades que colaboraron para el fin de la guerra.
“Los asesinos (de los beatos) están excomulgados, pero la Iglesia los perdona, porque la Iglesia no tiene enemigos…”, subrayó.
El cardenal destacó que el martirio de Rutilio y sus compañeros “no fue una inspiración revolucionaria, sino una inspiración de amor… Nunca la violencia será el camino para alcanzar la paz”.
“Sean llamados beatos”
Mientras ondeaban banderas salvadoreñas, del Vaticano y de otros países, la ceremonia de beatificación de los tres mártires salvadoreños inició con la lectura de la petición que tanto el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, como el obispo de Zacatecoluca, Elías Samuel Bolaños hicieron a la Santa Sede de inscribir a los cuatro mártires en el Libro de los Beatos.
Miles de salvadoreños se hicieron presentes a la zona de la plaza al Divino Salvador del Mundo, desde varias horas antes.
A eso de las 5:40 de la tarde, habiendo repasado los datos de los cuatro mártires, se leyó la carta que firmó el Papa Francisco, en la que autorizaba que fueran incluidos en el Libro de los Beatos
El cardenal Rosa Chávez hizo la lectura en latín, mientras que el padre Rodolfo Cardenal, uno de los impulsores de esta beatificación, realizó la lectura en español.
“Con nuestra autoridad apostólica concedemos que los venerables Siervos de Dios (…) de ahora en adelante sean llamados Beatos”, decía la carta apostólica firmada por el Pontífice.
“San Romero nunca se equivocó”
Mientras en el escenario donde la alta representación del Vaticano y los obispos salvadoreños llevaban a cabo el acto, los feligreses asistentes aprovechaban demostrar la devoción hacia los mártires, tanto así, que muchos de los asistentes eran salvadoreños que habían venido desde Estados Unidos, e incluso, había extranjeros que vinieron a presenciar la ceremonia.
El hecho de reconocer la figura del padre Rutilio, el fray Cosme y de Nelson y Manuel es algo que adquirió mucho significado para los asistentes. Por ejemplo, el padre Antonio Carballo, de la parroquia de Nuevo Edén de San Juan, al norte de San Miguel y quien asistió al evento, afirmó que este acto viene a demostrar que “San Óscar Arnulfo Romero nunca se equivocó, pues su martirio como el martirio de los ahora beatos, son parte del esfuerzo del pueblo que derramó su sangre para la liberación”.
El padre Carballo, además, señaló que la Iglesia ahora debe estar muy comprometida también con esas causas que defendieron los mártires, sobre todo porque “hay una situación grave de irrespeto a los derechos humanos en el país”.
Fuente: elsalvador.com