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Una denuncia que detonó el #MeToo de los abusos en el deporte infantil

Luego de que los casos en el fútbol tomaran estado público comenzaron a sumarse voces de víctimas de otras disciplinas como el hockey, la gimnasia o el atletismo. Se rompe así un silencio impuesto por el victimario que muchas veces se complementa por el pudor de las víctimas o el temor a perjudicar su desarrollo profesional.

“Estoy en el ambiente del fútbol y esto pasa en todos lados. Aunque me duela, lo vi en cinco clubes. Esto no es un monstruo”, le dijo Patricio Mac Allister a Julieta, la madre de uno de los seis menores de edad que el año pasado denunció por abuso sexual a Héctor Kruber, entrenador de Deportivo Mac Allister de La Pampa. Patricio, presidente del club, quería que arreglara todo puertas adentro. La imposición del silencio es uno de los mecanismos que opera en el deporte. El otro: la autoimposición de las víctimas y sus familiares, que intuyen un perjuicio en su carrera deportiva. Carlos Mac Allister, secretario de Deporte de la Nación y fundador junto a su hermano del club, reconoció el jueves como “un paso adelante” las denuncias por casos en Independiente, River y la gimnasia artística, además de planear en el aire “algún tipo de control superior”. Cuando estalló el caso de Kruber, sin embargo, se limitó a decir que no era más presidente de Deportivo Mac Allister. La denuncia de Independiente rompió ese silencio y despertó el #MeToo (Yo también) en el deporte argentino, un movimiento que saca a la superficie las agresiones y los acosos que durante años permanecieron en la sombra.
No son casos aislados
El Comité Olímpico Argentino presentó una denuncia contra Alejandro Sagreras, entrenador argentino, uno de los jueces más prestigiosos del país y hasta diciembre coordinador del equipo masculino de los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018. Hay al menos ocho víctimas –tres menores de edad– en los últimos 30 años, según reveló la web Olímpicos Argentinos. Más allá del primer paso de Independiente, en la gimnasia el escenario comenzó a allanarse en enero, con la tercera condena a Larry Nassar, jefe médico del equipo de Estados Unidos que acumula 175 años de cárcel. El juicio fue televisado al mundo. Exgimnastas argentinas, de entre 30 y 40 años en la actualidad, se reunieron para pensar cómo encarar la denuncia contra Sagreras, lo que derivó en la causa iniciada por el Comité Olímpico Argentino. Sagreras integró el cuerpo técnico del equipo nacional entre 1986 y 2013. Era un secreto a voces desde hacía más de 20 años. Como las prácticas delictivas de Kruber en el fútbol de Santa Rosa, donde ya no se lo ve: sin condena, desapareció de la capital pampeana.
“En el fútbol hay amenazas. Si vos hablás, no vas a ser profesional, famoso –dice Santiago López, futbolista uruguayo, 35 años, con un paso breve por Defensa y Justicia–. El fútbol es machista, opresivo, y no da lugar a ciertas cuestiones de género, como pasa con la homosexualidad. Contar es un crimen, porque se trata de llegar a cualquier precio, y ahí una mente perversa utiliza eso para capitalizarse”.
El entrenador de hockey sobre césped Horacio Asensio ya no vive en Monte Hermoso. En 2014, la Confederación Argentina de Hockey realizó una presentación ante la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia para que esclarezca las acusaciones de abuso de al menos tres menores. Asensio era entrenador de equipos femeninos en el Club Atlético Monte Hermoso y secretario de Deportes municipal. “Los padres de las chicas nunca terminaron de hacer la denuncia judicial –cuenta Juan Marcelo Weinbender, presidente de la Asociación Bahiense de Hockey entre 2010 y 2017–. No avanzamos. Ahora hay rumores de otro entrenador de ese mismo club que se fue a Europa, pero no hay denuncia. Se saben muchas cosas, pero no se denuncian. Hubo casos puntuales, de entrenadores, dirigentes y allegados. El hockey es un deporte donde casi el 80% son mujeres y se aprovechan de esa situación, y las chicas a veces piensan que eso es normal para llegar a algún lugar”.
El psicólogo Esteban Colombo trabajó con la selección juvenil de hockey femenino –Las Leoncitas– y participó de charlas con chicos de las inferiores de fútbol en relación a la prevención y los factores de riesgo. “En principio –apunta Colombo– las situaciones de abuso son sumamente complicadas de visibilizar. Las víctimas están atravesadas por un sentimiento de vergüenza y culpa, y la palabra es taponada porque también hay una condición de abuso de poder del victimario. Una vez que el muro del lenguaje cae, el efecto dominó es sumamente positivo para que estos casos salgan a la luz. El silencio jamás se puede cubrir. Lo que no se habla queda fijado en la psiquis a modo de trauma y acompañará a la víctima durante toda su vida”.
En el fútbol, la gimnasia y el hockey no descartan más denuncias. En el atletismo, por lo bajo, hablan de un dirigente de poder y de años. Sucede que hubo un antes y un después en el deporte argentino.

 

Fuente: Tiempo Argentino