Pavimento bombardeado: la culpa era de los vecinos
El intendente Leandro Altolaguirre y sus funcionarios encontraron a un profesional universitario que les tocara la música que querían oír: el geólogo Carlos Camiletti aseguró que la rotura en el pavimento de la ciudad es culpa de los vecinos. Obviamente que a pesar de los esfuerzos por difundir sus palabras, no alcanza para eximir a la gestión comunal de la responsabilidad que le cabe por el abandono en que se encuentra sumida la ciudad.
La charla del viernes pasado, en el Concejo Deliberante, fue promocionada con insistencia desde el municipio, dando una idea de antemano de que algo “favorable” a la gestión podía cocinarse en ese lugar.
“Se llega a demostrar que las roturas del asfalto se producen durante las lluvias o después de las mismas, esto es un indicio muy claro de que es a consecuencia de las conexiones clandestinas de los pluviales de las viviendas a las redes de cloacas. Es curioso, pero es como que el mismo vecino está complotando contra la situación que el mismo vecino critica, que la ciudad está toda rota. El colapso del asfalto no es como consecuencia del nivel freático, se debe a que las conexiones clandestinas de pluviales a la red de cloacas (…) generando verdaderas cavernas longitudinales”, dijo Camiletti. Por si no había quedado claro concluyó en que el pavimento deteriorado “es producto de la desidia de los propios vecinos”. Sólo le faltó decir “Leandro no tiene ninguna responsabilidad”.
“Es una verdad a medias”, aseguró un colega del atrevido intérprete de los deseos del intendente. “Es cierto que hay conexiones clandestinas de desagües pluviales domiciliarios a la red de cloacas, pero no se puede obviar la problemática de las napas. Las conexiones no son la principal causa”, aclaró la fuente de este diario. “En todo caso tendría que cotejar con un mapa de la ciudad la cantidad de construcciones que habilita el municipio y si todas figuran como edificios, porque ahí también tenés una causal de exceso en las cañerías cloacales. La mayoría de los edificios no figuran como tales”, arriesgó.
Otro vecino, esta vez un conocido ingeniero del medio, fue más contundente al decir que “Camiletti confundió la matrícula con la camiseta”, refiriéndose a la conocida identificación del geólogo con el radicalismo. Solo basta recordar que fue el mismo Carlos Camiletti el profesional designado por el centenario partido para ocupar un lugar en el directorio de Pampetrol, representando a esa fuerza política. Por distintos vaivenes políticos, luego no pudo asumir.
Lo cierto es que más allá de las causales de las roturas del pavimento, eso no deja exento de responsabilidades al municipio de la falta de arreglo y prevención de roturas. Nada se dice tampoco de la falta de diagnóstico con que asumió el gobierno municipal, y menos de las enormes cantidades de pérdidas de agua potable que sufre esta capital.
Se cae de maduró que la supuesta causa del deterioro debajo del pavimento no alcanza para justificar a la mayoría del deterioro de las calles, que es en la parte de arriba de la calzada.
Las famosas napas
“No saben qué es una napa”, disparó el mismo Carlos Camiletti en agosto del año pasado, luego de que Claudia Giorgis anunciara con bombos y platillos que la napa en un tramo de la avenida Perón estaba a más de tres metros. “No vimos las famosas napas que cuesta tanto ‘deprimir’”, había sentenciado la concejala, tratando de desvirtuar que los problemas del Butaló y zona se debieran a esa causa e intentando cuestionar compras realizadas por la anterior gestión.
Un furibundo Camiletti le respondió, hace apenas 15 meses, dándole una sintética clase de a qué profundidad estaban las napas en distintas zonas de la ciudad, “todos piensan que es un sistema de vasos comunicantes, no tienen ni la más mínima idea de cómo funciona un acuífero”, reflexionó en aquella oportunidad.
El geólogo había humillado públicamente a la expeditiva edila con un contundente “o le mienten, o le dicen verdades a medias, o no se asesora con los profesionales correctos”, poniendo de manifiesto la ignorancia que encerraba la denuncia de Giorgis. Como dato anecdótico cabe destacar que el principal asesor en la materia de la concejala era, y sigue siendo, el actual secretario de Obras Públicas, Pablo de Dios Herrero.
Evidentemente la ofensa de la humillación pasó, porque el vacacionista titular de Obras Públicas estaba sentado en la primera fila de charla.
Bastó poco más de un año, para que Camiletti aceptara brindar una charla en el Concejo Deliberante, que terminó sirviendo como pantalla para que Altolaguirre destaque de su exposición que la culpa del deterioro del pavimento es del vecino.