El ajedrez de Cambiemos
La Alianza Cambiemos parece un juego de partidas simultáneas de ajedrez por estas horas.
El impensado triunfo de Martín Maquieyra en la interna de Cambiemos, dejando sin radicales como cabeza de lista por primera vez en la historia del radicalismo pampeano, sacudió el tablero y por estas horas se reacomodan las fichas, y no del todo amablemente.
El que menos votos sacó fue Francisco Torroba, y fue el primero en encolumnarse detrás del joven diputado que quiere ser reelecto. Vale la pena recordar que en todo momento se dijo que el ex intendente capitalino era el candidato que querían desde el gobierno central y eso motivó, fundamentalmente, la interna radical. Torroba sabe que una de las únicas posibilidades que tiene para seguir en la política aciva es mantener buenas relaciones con el macrismo.
Si bien Martín Berhongaray y los hermanos Altolaguirre intentaron brindar discursos de unidad con el PRO, llegando incluso a poner en dudas la continuidad de la ya rota Alianza Frepam, el intendente de Santa Rosa –Leandro- decidió poner “las cosas en su lugar” y emprendió una limpieza de funcionarios cuya lealtad estaba en duda. Empezó por uno que relacionaba con Torroba (Oscar Rulli) y continuó por otro vinculado al propio Carlos Mac Allister (Fernando Franck), con la amenaza latente de continuar “no confiables”. La jugada apuntaría a dos objetivos: que los socios del PRO les pidan que trabajen para su candidato en octubre y que en una eventual negociación no pidan más cargos de los que ya tenían.
Desde la trinchera del macrismo local también están acomodando sus fichas.
En primer lugar están preparando con todo la fiesta del Día del Niño en el Club All Boys, el último domingo de este mes, donde pretenden hacer una muestra de fuerza y de paso celebrar la buena performance obtenida el domingo pasado. Altolaguirre ya tuvo su fiesta el 6 de agosto, y desde el PRO pretenden que esta sea inolvidable.
Mientras tanto están “peinando” los barrios intentando sumar voluntades de independientes, radicales enojados y también peronistas. Para eso Mac Allister tiene jugando a una ex funcionaria del último gobierno justicialista capitalino: Marcela Porrini. La rubia y espigada jugadora de vóley fue directora de Gestión Social de la gestión de Luis Larrañaga. No escatiman esfuerzos ni recursos para seducir. La blonda se ha transformado en persona de consulta del ex jugador de fútbol, ya que sería la única con nociones de militancia dentro de la estructura de la delegación pampeana del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
En el medio de la partida, los socios radicales enfrentan severos cuestionamientos de sus cuadros militantes y simpatizantes del centenario partido. Acusa a Hipólito Altolaguirre y sus dirigentes por no haber sabido leer los riesgos que implicaba la jugada de la interna.
Como si eso fuera poco, en el horizonte cercano asoma la figura de Juan Carlos Passo, que se presenta como el único radical que encabeza una lista y aspira a captar el voto de los heridos. Si se descuidan, saben que puede ponerlos en jaque.