(In)Sensibilidad social
Si bien el plano de las soluciones a los problemas de la capital pampeana no han sido la especialidad de la gestión municipal de Cambiemos, parece que se profundiza el desapego por lo social en la intendencia que encabeza Leandro Altolaguirre.
La semana pasada hubo dos claros ejemplos del pensamiento que caracteriza a algunos encumbrados funcionarios comunales.
El secretario de Obras Públicas, Mario Cortina, hizo alarde de su filosofía política, en cuanto a la ubicación de las viviendas sociales, diciendo que ante la imposibilidad de resolver problemas de infraestructura de su gestión, “hay que pensar que las casas se deben repartir en otras localidades y no amontonar a la gente. Es una barbaridad que una ciudad crezca y no se le dé servicio. Y en vez de traer agua desde Uriburu, ¿por qué no llevamos la gente a vivir a Uriburu?”. Por lo tanto, aquellos vecinos que no tengan recursos económicos para comprar una vivienda o construirla donde les plazca, deberían ser “repartidos” en otras localidades, como Uriburu, aunque ello les implicara tener que recorrer diariamente 100 kilómetros, obvio que no serán en autos de alta gama.
Es imposible no recordar que durante la última dictadura militar el por entonces gobernador de facto Antonio Domingo Bussi, ante el incremento de personas en estado de mendicidad, optó cortar por lo sano y los cargó en camiones que los depositaron en zonas rurales de Catamarca.
En el inicio de la era Trump, parece que algunos políticos se esfuerzan por aportar soluciones a tono con el magnate.
Extrañas declaraciones de un funcionario cuyo antecedente jerárquico más inmediato es una gerencia en la Cooperativa Popular de Electricidad, una entidad solidaria.
Viandas polémicas
Casi a tono con lo anterior, tuvieron un cortocircuito por la cantidad de viandas que reparte el municipio en el propio seno del área de Acción Socia. La titular, Diana Bonifacio, salió al cruce de un subalterno suyo, Sandro Martín, que había calculado que se duplicó las cantidad de viandas con que asiste el municipio a los vecinos de bajos recursos. Idéntica situación en cuanto a la ayuda para pagar las boletas de luz y de gas.
Bonifacio cruzó a Martín, considerándolo “tremendista” y desvirtuando los números ofrecidos por el verborrágico funcionario, con otras estimaciones que –sorprendentemente- eran muy similares a las que cuestionaba.
Más extraño aún fue que prometiera que recién en febrero podrían comenzar a tener una solución alimentaria los vecinos que reclaman por ella en algunos barrios humildes. La pregunta que quedó flotando en algunos es si esos vecinos tendrán que postergar su hambre, mientras los que deben dar soluciones encuentran alguna.