Entre la miseria y los miserables
Las consecuencias de las políticas de ajuste que lleva adelante el gobierno nacional de Cambiemos comienzan a sentirse, y a marcar contradicciones, en su filial local, con dirección avenida San Martín 50, del Municipio de Santa Rosa.
Hace menos de un año –en mayo de 2016- el director de Gestión Social de la comuna, Sandro Martín, anunciaba con bombos y platillos que iban a pedir informes a la ANSES, a travpes de los números de documentos de los concurrentes a comedores municipales porque “Había personas que cobraban 20.000 pesos de sueldo y se sentaban en un comedor, quitándoles el plato de comida a muchos que sí necesitan”. En la misma fecha denunciaba que había empleados municipales, policías y sus familias que concurrían a recibir su ración diaria de comida. A modo de logro de gestión que “tomamos la medida de poner las trabajadoras sociales que tenemos en los barrios a controlar en los centros de gestión, en los comedores. A partir de ahí, con la sola presencia de ellas controlando, se achicó un 30% o 35% la cantidad de comida que se entrega”, reveló. Más adelante dijo en aquella oportunidad que “Pasamos al mes de enero a empezar a trabajar los casos, en los comedores que teníamos la posibilidad de sentar a los chicos en la mesa los sentamos, para tener un mínimo de atención y abordar otras problemáticas. Así llegamos a partir de marzo, que empezamos a hacer más o menos 1.700 raciones menos de comida por mes. En noviembre del año pasado se habían hecho 4.500. Hoy estamos en 2.500 por mes, de lunes a viernes”.
Apenas 8 meses después, queda a la vista que el supuesto logro de gestión no era tal. El propio Sandro Martín salió esta mañana a reconocer que l municipio debió aumentar en un 100% la cantidad de raciones, llegando a las 3 mil diarias. Obvio que nunca se supo de ningún informe de ANSES.
Martín también mostró un sesgo lindante con la xenofobia al ser consultado:
—¿ Qué pasa si aparece alguien nuevo que quiere comer?
—Esos aparecen todos los días. Hay mucha gente en situación de calle, que cae a la municipalidad de Santa Rosa. Ha llegado gente de Salta, Tierra del Fuego, Mendoza, que están dando vuelta por la ciudad. Vienen con una perspectiva de trabajo y luego, de pasado un tiempo, vuelven a sus lugares de origen, pero, mientras tanto van al municipio por un plato de comida y el municipio los asiste.
Martín obvia reconocer que “Esos que aparecen todos los días” son el efecto colateral de las políticas que lleva adelante la entente nacional, de la cual su jefe –el intendente Altolaguirre- se ha mostrado como adherente fervoroso. En tren de contradicciones, Martín reconoce que él no habría votado por la alianza entre Sanz y Macri. En el reportaje otorgado a Plan B Noticias, el funcionario municipal se reconoce como seguidor de don Raúl Alfonsín. El tema es que el ex presidente difícilmente hubiera avalado el modelo actual.
Merenderos y comedores a granel
El sentido solidario de varios vecinos de barrios carenciados, sumado al esfuerzo de profesionales de distintas áreas, llevaron a que en el último año proliferaran comedores y merenderos, que mitigan la necesidad básica alimentaria de varias familias humildes. Prueba de su efectividad es que desde que abrieron, no se supo de ninguno que cerrara.
Esos lugares de asistencia solidaria funcionan generalmente en casas de familia y salones comunitarios. Allí reina el voluntariado, puesto que nadie cobra por hacer la tarea comunitaria. Es a puro esfuerzo y gratuidad. Allí rigen otros valores que no son los monetarios.
Lo cuestionable es que en esos merenderos y comedores se está cubriendo la ausencia del estado municipal, sin que se brinde ningún tipo de apoyatura desde la comuna. Ni se apoya el trabajo que llevan adelante los vecinos, menos aún se ejercen controles sobre lo que se les provee a los humildes. Claro, si se controlara probablemente se debería asistir a la tarea.
Por caso sirve citar que esta semana se pudo conocer el reclamo de un merendero del barrio Nelson Mandela, a quiénes el área de Acción Social municipal negó la ayuda a través del aporte de viandas. Sobre este caso en particular, el vocero del intendente Leandro Altolaguirre salió a decir que verían si a las personas necesitadas de ese alimento las podían derivar a algún centro municipal cercano. Mientras tanto les negaron el plato de comida que supuestamente daban a quien lo necesitara.