A la espera del subsecretario, Salud Mental sigue desmoronándose
La Subsecretaría de Salud Mental y Prevención de las Adicciones continúa con el lento éxodo de profesionales que la caracterizó durante el último año. Si bien lo más notorio fueron los alejamientos de Daniel Pignatta, el primer subsecretario designado por el ministro Rubén Ojuez, y posteriormente el de su reemplazante, Roberto Travaini, que solamente ocupó el sillón por dos meses, ahora se suma la ida de Adrián Rinaldi, que había quedado transitoriamente a cargo de la Subsecretaría y de la Dirección de Salud Mental, vacante con el paso al costado dado por Carmen Esteban.
Tanto Pignatta como Rinaldi pertenecen al riñón del ministro Ojuez. Travaini es pareja de la titular del ojuecista SITRASAP, Mirta Viola, y algunos especularon que su llegada tenía que ver con la fluida relación que mantiene el ministro con ese gremio.
Según fuentes confiables de la cartera sanitaria, Pignatta continuaría vinculado al Ministerio, brindando algún tipo de asesoramiento.
Además de los ex funcionarios, en el último año se produjo un éxodo de profesionales, que pidieron sus traslados a otras áreas dentro de Salud, la mayoría disconformes por distintas situaciones generadas en los últimos doce meses.
Si bien no se oficializó el alejamiento de Rinaldi -aún no se sabe si fue por voluntad propia- podría estar vinculado a que el futuro subsecretario del área, Manuel Pizarro, vendría con “equipo propio” de funcionarios. De los tres cargos de funcionario que acumulaba Rinaldi, solo le quedará el de responsable del Servicio de Emergencias Médicas.
Tal como se informara en Diario La Campana, Pizarro fue elegido directamente por el gobernador Carlos Verna, y la única opinión que habría tenido en cuenta sería la de una integrante del gabinete, que al igual que el psiquiatra futuro subsecretario, es de General Pico.
Tal como calcula hoy el diario La Arena, Pizarro se encontrará con un panorama por demás difícil al asumir. En primer lugar es un misterio si podrá ocupar las coquetas oficinas del edificio de la avenida Belgrano, puesto que el propietario del inmueble ya ha pedido que desalojen el PH por falta de pago (serían varios los meses acumulados en mora). Deberá tratar de repatriar profesionales que se desempeñan actualmente en otras dependencias gubernamentales. También un plantel de empleados divididos. Y tratar de sobrevivir en el cargo a la aplicación de la Ley de Salud Mental, que tantos dolores de cabeza trajo hasta el momento.
A favor, Pizarro cuenta con -nada menos- el apoyo del Propio Carlos Verna, y el de otro Ministerio, además de Salud.
A juzgar por sus primeras declaraciones periodsiticas, Pizarro cumplió hoy el ritual de debutar mediáticamente en el diario de los Santesteban, llega con aires de profundos cambios respecto de lo hecho hasta ahora. Al parecer en esas dependencias se seguirá hablando de herencia recibida, solo que hace 13 meses cambió el testador.
Otro Pizarro (Francisco), allá por el siglo XVI, debió valerse de alianzas con caciques locales para dominar y conquistar el Imperio Incaico. Manuel Pizarro tiene un interesante desafío por delante, en que será fundamental su pericia en el manejo de acuerdos con los agentes de un área donde en la actualidad reina un estado parecido a la anarquía.