Desinterés por lo que comen los que no tienen
Cuando falta menos de una semana para que cumpla su primer año de gobierno municipal, el intendente Leandro Altolaguirre sigue echando la culpa de sus fallas de gestión (¿?) a la anterior administración comunal.
Esta vez fueron concejales opositores en recorrida por comedores municipales que hicieron público el estado deplorable e insalubre de los lugares donde se asiste alimentariamente a los que menos tienen.
Entre las fotos y los testimonios brindados por los ediles, la sociedad capitalina se puede hacer una idea acabada de que en esos lugares hay cucarachas saliendo de los hornos de las cocinas, tanques de agua sin sus respectivas tapas, conexiones deficientes y peligrosas de electricidad, los alimentos que se utilizarían para preparar la comida de los humildes en el piso, paredes con humedad, ausencia de determinados alimentos, etc..
Altolaguirre eligió fustigar a sus denunciantes recordando el “estado desastroso de las instalaciones con el que nos encontramos en diciembre pasado”, pero pasando por alto que ya hace 12 meses que está al frente de la administración municipal.
Fiel al estilo impuesto por el conductor de Cambiemos en La Pampa, Carlos Mac Allister, que para cada situación tiene a mano un comentario relacionado con el fútbol, un funcionario del área de Acción Social municipal –Sandro Martín- se excusó diciendo que estaban “atajando penales” en la gestión.
Causa extrañeza que aún no se supo de ninguno de los organismos oficiales que podrían tomar cartas en el asunto, intercediendo ante esta situación de franca irregularidad que sucede en los comedores, hayan actuado. A esos comedores asisten mayoritariamente menores, por lo que bien podría actuar la Defensoría de Niñas, Niños y Adolescentes; también las áreas de minoridad y de familia del Ministerio de Desarrollo Social. El Ministerio de Salud provincial tiene a su cargo un área de Bromatología, que también debiera interesarse. Por si fuera poco, una docente publicó que la situación descrita se repite, al menos, en el comedor de su escuela. Y por si ninguna de estas y otras reparticiones se ocupara, la mediática Fiscalía de Investigaciones Administrativas no debería mostrarse ausente de averiguar los motivos por los cuáles no se actuó.
Al panorama presentado por los ediles, debe sumarse la proliferación de merenderos y entrega de viandas que se realizan en distintos barrios, a partir de las políticas de ajustes nacionales, que llevan adelante vecinos y organizaciones solidarias con los que menos tienen. Excepto algunos casos aislados, no se conoce que haya algún tipo de programa que brinde a esos vecinos e instituciones elementos para manipular y elaborar alimentos en condiciones saludables.
Como se ve, lo que y cómo comen los humildes en Santa Rosa parece no ser tan interesante para determinada clase política, como sí lo serían otros temas que quizá “vendan más”.