La CONADEP y el relato “M” en La Pampa
El diputado provincial massista Darío Hernández quiere una “CONADEP” de la corrupción, que investigue hechos de corrupción política en nuestro país. Con una dosis de picardía, solamente quiere que se revisen los años entre 2003 y 20015. Pretende dejar afuera la década 1989-1999 -en que gobernara Carlos Menem, por quién Hernández no oculta su admiración- considerada como una de las más corruptas de la Argentina.
El legislador pretende equiparar la creación de la CONADEP, cuya función fuera la de investigar delitos de lesa humanidad de la última dictadura militar en Argentina, con un nuevo organismo que haría lo que debiera hacer la Oficina Anticorrupción, casualmente creada en 1999, apenas finalizado el gobierno de Carlos Menem.
Hernández destaca en su proyecto que “La creación de una comisión similar a la Conadep, cuyo éxito resulta innegable, pero ahora orientada a los casos de corrupción es una promesa preelectoral de algunos de los integrantes del partido gobernante que permanece aún incumplida”. Más allá de querer garantizar ahora el cumplimiento de las promesas de Mauricio Macri –podría hacer lo mismo con la promesa de eliminar el impuesto a las ganancias de los trabajadores, por ejemplo- el oriundo de Jacinto Aráuz admite como “un éxito” la recepción de denuncias de desapariciones, torturas, apropiación de bebés y de bienes de los daminificados de la dictadura, y pretende equipar eso con el latrocinio que pudieran haber cometido funcionarios solamente durante un período de la historia política de la Argentina. Hernández pretende equiparar, por ejemplo, los bolsos de López, con el lanzamiento de presos políticos dopados desde aviones del Estado al Río de la Plata.
Si el diputado hiciera extensiva el campo de influencia de esta pretendida comisión, tal vez los argentinos podríamos tener acceso a más detalles de las privatizaciones del gas, YPF, telefonía, Aerolíneas Argentinas, etc. donde no es un secreto que hubo pingües ganancias repartidas entre los políticos que tenían a cargo el gobierno nacional por esos años. Seguramente también podría investigar más sobre los “Guardapolvos de Bauzá”, en 1990, (casualmente Edgardo Bauzá -el “monje negro” del menemismo- y Sergio Massa tienen al mismo jefe de prensa); el “Swiffgate”; el lavado de narcodólares de Amira Yoma; el negociado de la leche de Vicco y Hernández; las coimas IBM-Banco Nación; la ventas de armas a Croacia y Ecuador; y muchos etcéteras, de la década menemista.
El legislador provincial siempre fue crítico del “relato kirchnerista”, pero a todas luces parece haber comprado ahora la versión “M” de la historia política de nuestro país. El tiempo dirá si la “M” es macrista o massita, si es diferente o son distintas versiones de un mismo relato.