Cómo se construye la ideología de un futbolista
Entrevista al arquero de la Selección de Fútbol Argentina, Nahuel Patón Guzmán.
Por Ezequiel Scher – Goal.com
“Ibas en hombros de tu papá”, le contó su mamá, el último 24 de marzo.
Ella desde una muestra en la Plaza San Martín de Rosario. Él, desde Monterrey. La tecnología les permitía acortar la distancia y mandarse imágenes. Al rato, él subió la foto a su cuenta de Twitter. “Movilización masiva en apoyo a la democracia contra el levantamiento militar”, decía el epígrafe de la foto de la exhibición, que recordaba la marcha de 1987, en el aniversario del Golpe, repudiando la aparición de los Carapintadas, un grupo de militares que tomaron un cuartel para mostrar su disconformidad con el Juicio a los responsables del genocidio que se llevó a cabo en Argentina entre 1976 y 1983.
La foto, para Nahuel Guzmán, no era casual: “Esa fue tu primera marcha”, le avisó su mamá.
– Posiblemente sea una pregunta que te habrás hecho vos y se hará cualquier pibe que pasó por una manifestación así: ¿por qué fuiste a una marcha del 24 de marzo?
– Mi vieja era militante y siempre estuvo con libros de historia argentina en casa. Me imagino que, como me criaba en casa, quizás no tenía donde dejarme cuando había algo así y me llevaba. Consciente o inconscientemente me fue guiando. Mostrando lo que eran en aquel momento las marchas. Tal vez, algunos años después de la dictadura, eran manifestaciones menos concurridas. Hoy la gente se suma. Así te surge interés de conocer el pasado. Es una historia muy joven la de Argentina. La última dictadura es un pasado muy reciente. Interiorizarse es conocer. Escuchar las diferentes voces. Después de ahí, uno va tomando sus decisiones y sacando sus conclusiones y va encaminando su pensamiento. Mi vieja, de alguna manera, me estaba educando en la primera marcha o cuando ponía un libro de Eduardo Galeano en la biblioteca de casa.
– ¿Cómo se construyó tu cabeza?
-La base puede estar en el entorno familiar. En mi viejo, artista. En mi vieja que me llevaba a las marchas del 24 de marzo, desde chico. Desde, tal vez, hacerme escuchar alguna que otra banda de música que bajara algún mensaje político y social. Sui Generis, en aquel momento.
-¿Y eso te acompañó siempre?
-Hay un lapso en la adolescencia donde me metí de lleno en el fútbol y en terminar el colegio. Más de grande me tocó vivir la época del comienzo de la presidencia de Nestor Kirchner. Me imagino que muchos pibes de mi camada, de 18 o 20 años en ese momento, empezaron a ver un poco la realidad desde otra perspectiva. Entonces, te repreguntás algunas cosas: quién me escribe en el diario, quién me cuenta las noticias en la televisión y empezás a ver que hay intereses en gente que te baja la información. Me fui sintiendo identificado con la presidencia de Nestor. Con el mostrarnos la historia argentina, el pasado y, de a poco, a través de estas personas, meterme en cuestiones sociales, juntarme con gente que patea los barrios. Llegar a Primera y entender que una vez sos una persona conocida y hay que ser cauto con el mensaje.
-¿Del fútbol conociste a alguien que te abriera la cabeza en este aspecto?
– De grande, conocí a Kurt Lutman. A través del fútbol, supo conectar con la realidad social. Me dio su perspectiva. A través de él, conocí a Mariano Soso. Pibes que de más jóvenes militaban y tienen una cabeza enorme.
-¿Llegaste a Lutman cuando te enteraste que había festejado un gol con una remera que decía “cárcel a Videla”?
-No. Yo lo había visto como jugador en Newell’s. Sabía que era un rebelde dentro y fuera de la cancha. Fui a la casa, me invitó unos mates y estuvimos una hora y media. Era por un proyecto que había con algunos amigos sobre militar en barrios, armar unos partidos solidarios, un par de movidas. Ahí me cuenta que estuvo metido en agrupación H.I.J.O.S, que hizo lo de la camiseta. Que conoció gente vinculada a este tipo de causas que, si no te interiorizás, o no buscás fotos en internet, nunca sale nada. Me enteré por él de esta movida y empecé a pensar sobre algo me dijo en aquel momento: “Si yo hubiera jugado, todas estas cosas que estoy haciendo, armando equipos en los barrios y entrenando día por medio, como jugador hubieran tenido otra relevancia”. Entonces me quedó grabado que desde mi lugar podía hacer cosas grosas. Así como cuando te mandas una cagada sale en todos lados, cuando hacés una movida solidaria toma mucha fuerza y hay mucha gente que toma este tipo de cosas para empujar. Valoré mucho lo que él me dijo. Empecé a conocer su propia historia.
-¿Qué tan posible es la discusión política en un vestuario?
-Yo creo que todo lo que se generó a partir del kirchnerismo, como se dijo muchas veces, favoreció el debate. El cruce de opiniones siempre es bueno y no hace falta llegar a los gritos o a la pelea. Los chicos de mi edad han empezado a debatir de política a partir del kirchnerismo: a favor y en contra.
-¿En el fútbol también?
-El ambiente del fútbol, siempre digo, es una burbuja. Te encierra. Te permite ver la realidad hasta ahí. Tal vez, tenés la posibilidad de vivir en un barrio privado, mandás a tus chicos a un colegio privado y no tenés que caminar los barrios, no caminás por el centro. Eso te aleja de la realidad y te saca información. En mi caso, nunca llego a tener una discusión del todo seria dentro del vestuario. Quizás, por falta de fundamentos o de información de quienes pueden participar. Siempre digo que, si voy a plantear una discusión, prefiero estar informado y hablar con gente que también lo esté. Cuando no entiendo un tema, pregunto o escucho a la otra persona. Realmente es difícil el debate político en el ambiente del fútbol. Mucho más en la Selección, donde todos los chicos viven afuera. En Newell’s me pasaba de encontrar, no tanto en los jugadores, si no en el médico o en el utilero o en algún colaborador. En el vestuario, es más la queja, la agresión. Algo parecido a los últimos tiempos de Argentina. Yo, cuando tengo algo para aportar, siempre traté de exponerlo, desde mi punto de vista. Habrá gente que te escucha o no. Cuando llegué a México, me tocó compartir mucho tiempo con Guido Pizarro. Hablaba más yo que él. Le bajaba información, le planteaba una postura personal, pero le proponía que él, en su casa, buscara cosas. Que lea lo que dice uno u otro. Aunque muchos se comprometen de otra manera.
-¿Cómo?
-Yo no sé si seré un militante, creo que todos somos políticos de alguna manera cuando tenemos creencias, pensamientos o juicios. Entiendo que exponer mi posición puede ser riesgoso en mi profesión porque en algunos casos puede condicionar la crítica, pero también creo que es importante involucrarse y animarse a opinar siempre que sea con fundamentos. Pero es bueno aclarar que, aunque algunos jugadores no exhiban una posición política, sí están involucrados en cuestiones sociales como, de alguna manera, es Pelota de Papel, el libro.
-¿Cómo te informás, desde México, sobre lo que pasa en Argentina?
– Apenas llegué allá era difícil vincularme con la realidad argentina. Pero sigo muy pendiente de las noticias del país. Uso las redes sociales. En mi caso, además, tengo un aparatito, el famoso Roku, que nos permite ver los canales argentinos. Vemos más televisión argentina. De México, leo el diario, más o menos, día por medio.
-Estás en dos realidades a la vez.
-Pasa lo que dije antes. Siendo extranjero, te instalás en un barrio con mayor seguridad, por la desconfianza a los lugares. Pero entiendo que el barrio San Pedro, donde vivo, es muy diferente a lo que pasa en Monterrey, que es una ciudad donde hay mucha gente trabajadora. Cuando salís a visitar el centro, el barrio antiguo, te das cuenta cuál es la realidad de México, donde el 50% de las personas vive en alguna condición de pobreza. Empezás a tomar conciencia de dónde tiene uno la posibilidad de estar viviendo, de cuidarlo.
-Eso sería salir de la burbuja del fútbol.
-Está bueno que, si uno está adentro de este ambiente, se tome el tiempo para salir. Ver qué pasa. Por necesidad, por decisión propia, uno decide estar tranquilo en una burbuja. Bueno, pero salí cada tanto.
-Estando allá, salir de la burbuja, en relación a Argentina, ¿qué sería?
-Yo tengo el deseo de volver a vivir en Argentina en algún momento. Para eso, tengo que estar interiorizado en las políticas. Más que nada, después del cambio de Gobierno, empecé a mirar mucho a ver si lo que nos prometieron iba a ser cierto. Hay que estar informado. Escuchar todas las voces. Tener variedad de información. Hoy a los que, tal vez, mirábamos 678 o ese tipo de programas más partidarios, si se quiere, nos falta una herramienta de información. Leo Tiempo Argentino, que lo busco en internet, porque no me puede llegar al diario. Y, después, trato de estar informado a través de lo que vive mi familia y mis amigos.
-¿Y qué ves del gobierno de Mauricio Macri?
– Son decisiones políticas y toda decisión política favorece o perjudica a algún sector. En este caso, se perjudicó la capacidad laboral que tenía la gente, en casi todo el país. No sólo afecta a Buenos Aires o a los lugares más grandes como Rosario. Genero mi opinión a través de lo que me cuentan mis amigos. Algunos están terminando su casa y les saltó el precio a la mierda. A algunos que habían sido favorecidos con el PROCREAR (N. de R. Plan gubernamental que prevé el otorgamiento de créditos para la construcción de viviendas populares) , de repente, le frenaron la construcción de la casa. Algunos que trabajaban en una empresa, amigos que estuvieron trabajando por ejemplo en Usuhaia esperando a ver si quedaban en planta permanente, sus jefes decidieron que tenía que hacer un recorte de trabajadores para poder cubrir otro tipo de pérdidas. La familia gasta el doble para ir al supermercado. No me toca vivirlo, pero lo sé por mis amigos y mi familia. Creo que lo puedo contar porque es lo que la pasa a la mayoría de los nuestros. Amigos que tienen restaurantes o bares que, de repente, te suben los servicios públicos. Tenés que tener un fuerte respaldo para pasar los tres meses de mayor impacto para ver si podés seguir con el bar abierto. Fue un cimbronazo demasiado fuerte para el común de la gente. Veremos si esta política sirve o no. Como dicen muchos, démosle tiempo, veremos si mejora o no. Entiendo que, tal vez, había muchas cosas por solucionar, pero evidentemente ha sido un golpe duro. A la vez, sospecho de los gobiernos que quieren despolitizar o subestimar a la militancia.
– Aunque ya hayan pasado 40 años, es una discusión constante en Argentina la importancia de seguir pensando e investigando la dictadura. Desde tu mirada, ¿por qué es importante seguir diciendo Nunca Más?
– Arranco con un ejemplo bastante personal, que es el que pasa en casa con mi esposa, que, quizás, no coincidimos en tantos conceptos ideológicos. Al no vivir aquel momento de la dictadura, al ser una camada de unos años más tarde y al encontrarnos con una década como los noventa en la que nos decían que estaba todo bien, algunas cosas nos costaba entender. El caso más personal es el de nuestro hijo y el de sentir que si, a nosotros nos lo quitan, podríamos llegar a hacer cualquier cosa con tal de recuperarlo. Desde ese punto de vista yo trato de hacerle ver el tema de la dictadura. Pero, además, hay que entender que ningún gobierno de facto está bueno. Se restringen cosas comunes que un ciudadano hoy no toleraría. El no poder estar reunido en una esquina. El no poder entrar a una biblioteca. Se pierde la libertad. En un Estado de facto, se pierden los derechos y las garantías.