Crueldad laboral
La Municipalidad de Santa Rosa tiene trabajando en condiciones inhumanas a un empleado, en las obras que realiza sobre la Avenida Perón. El Municipio santarroseño sigue sumando irregularidades.
La semana pasada esta página pudo detectar que la gestión de Leandro Altolaguirre-Mario Cortina- Juan Redondo, intendente, secretario de Obras Pública y director de Saneamiento Ambiental, respectivamente, mientras arreglaban fallas en el sistema cloacal, contaminaban directamente la Laguna Don Tomás, derivando al espejo de agua los desechos cloacales.
Esta vez pudimos comprobar, guardia periodística mediante, que una persona -sería empleado municipal- desarrolla tareas en condiciones reñidas con lo que marcarían las pautas de seguridad e higiene laboral.
Al igual que la semana pasada, continúa abierta la tapa de la cámara de Av. Perón y Gral. Acha. Desde allí sigue saliendo una precaria manguera, llena de pinchazos, que traslada los desechos, bombeo mediante, hacia otra cámara que se encuentra en Av. Perón y Utracán.
En Perón y Acha se puede ver una casilla rural. Allí desarrollaría sus tareas y pernoctaría un empleado municipal.
De lo observado, con una frecuencia de aproximadamente 15 minutos, el operario pone en funcionamiento la bomba, que impulsa los desechos de una cámara a la otra. Para manejarse usaba la luz de un teléfono celular.
Según consta de la visualización, el empleado estaba vestido con ropa de calle, a diferencia de otros trabajadores que cumplen sus tareas con indumentaria especial.
De acuerdo a lo comentado por vecinos, esta persona cumpliría con sus necesidades fisiológicas en adyacencias a la laguna, puesto que el vehículo no contaría con instalaciones sanitarias (baño). Una vecina aseguró que en más de una oportunidad “se apiadó” de esta persona y le permitió que por lo menos se lavara las manos, puesto que debe manipular mangueras y caños con líquidos cloacales y no tendría conexión de agua potable en la casilla. Al menos no se ve ninguna manguera que pueda ingresar agua, ni tanque externo.
A simple vista se observa un panel solar y lo que podría ser un acumulador de energía, adosados a la casilla, pero al parecer no funcionarían. Los vecinos aseguran que nunca vieron una luz encendida cuando oscurece. Lo raro es que al lado de la puerta de la casilla está ubicado, en forma precaria, un tablero eléctrico, desde donde se encendería la bomba, pero no hay bajada a la casilla.
Sin baño, carente de ropa adecuada, con ausencia de energía eléctrica y agua potable, seguramente algunas infracciones a lo que estipulan las reglamentaciones laborales está registrando la gestión Altolaguirre. Al parecer, la única fuente de energía del vehículo es una garrafa de gas envasado.
Esta situación de franca inhumanidad hacia un trabajador debería llamar la atención de al menos uno de los cuatro o cinco gremios que agrupan a los trabajadores municipales. Teléfono para ellos. Si no ha cambiado la legislación, la Ley 19.587 (de Higiene y Seguridad Laboral) tiene un apartado, el art. 57, que habla de la obligación de proveer de agua apta para uso humano a los trabajadores asentados en algún establecimiento para realizar sus tareas. La legislación vigente también se refiere a las necesidad de contar con luz adecuada para trabajar, reduciendo así la posibilidad de accidentes.
Pero lo que resulta verdaderamente curioso es que el jefe de la Secretaría de Obras Públicas de Altolaguirre, Mario Cortina, hasta el 10 de diciembre pasado firmaba papeles de obras con un sello que lo presentaba como “ESP. EN HIGIENE Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO”.
Paradojal. Un intendente ambientalista que contamina, a sabiendas, la principal laguna de los santarroseños, y un especialista en higiene y seguridad en el trabajo que tiene a su cargo empleados cumpliendo sus labores en forma absolutamente reñida con lo que hasta hace menos de un año certificaba, casualmente para las obras de su ahora subalterno, Juan Redondo…el encargado de saneamiento ambiental del municipio.